Día de Navidad

Era muy temprano ese día, a las tres de la mañana, cuando la señora Hortência despertó a sus dos hijos para ir a pescar al estanque de James, en la zona rural.

En ese momento, les preguntó:

- No olvides, Francisco, que estos peces son para nuestro almuerzo. Haz todo lo posible por atraparlos.

En ese mismo momento, Hortência despertó a João:

- Despierta, João. Abre esos ojos de pez, muchacho. ¿Quieres dormir hasta tarde?. Tomó las cañas y el cebo y abrió un amplio camino en el estanque.

Una vez en el estanque, los dos chicos lanzaron sus atarrayas y colocaron anzuelos por todas partes. Ya bastante tarde, casi mediodía, João le dijo a Francisco:

-¡Oye! Francisco, vámonos. Aquí no ha pasado nada. Estos peces nos robaron todo el cebo. ¿Qué va a almorzar mamá?.

- No sé qué vamos a comer.

Francisco empezó a lamentarse y a decir:

-Y cuando lleguemos a casa. ¿Qué le vamos a decir a mamá?

John empezó a llorar, quejándose de la falta de pescado. Estuvo conmovido durante varias horas, lamentando la situación.

- Vamos, Francisco. Es tarde. Hoy es Navidad, el día en que nació el Niño Jesús. Solo nosotros dos no tenemos un padre que nos regale.

Al entrar en la estrecha calle de esa zona rural, Francisco dice:

-Todos los niños juegan con sus coches y juguetes. Solo nosotros dos no tenemos padre ni Papá Noel. No tengo suerte en la vida.

Un hombre que pasaba pregunta:

-¿Por qué lloras?.

Con una caña en la mano, Francisco responde:

-Es porque nos van a pegar en casa por no pescar nada para mi madre. Y ella estaba esperando a que el pescado se freíera para el almuerzo.

Intentando animar a los niños, el hombre dice:

- ¡Hoy es Navidad! Un día de alegría en el cielo y en la tierra. ¿Y qué te gustaría para Navidad?

João mira al hombre con gran tristeza y responde con el brazo derecho sobre el hombro de su hermano.

-Me gustaría tener cinco peces y dárselos a mi madre. Así evitaré que me peguen.

João continúa:

- Mi regalo es solo para ver a los niños jugar con sus coches nuevos. Papá Noel sabe cuál es mi regalo. Pero nunca vino a verme.

- ¡Vamos, Francisco! Sin los peces de tu madre. Nos va a pegar por estos.

Francisco mira con insistencia los juguetes y recuerda que no tiene padre.

- Nuestra calle está toda decorada y llena de regalos de Navidad. ¡Vamos!

Con los ojos muy abiertos, Francisco le dice a su madre:

- Mamá, no pescamos tu pez. Nos robaron todo el cebo. Por favor, no nos pegues por eso. No fue mi culpa.

Al ver la carne, el niño Francisco pregunta:

- Mamá, ¿hay carne aquí? ¿Quién te dio carne?

-No, yo no.

- Mami, ¿de quién son esas cajas que están en la esquina de la casa?

- No lo sé, niño. Deben ser las preguntas del cumpleañero.

Francisco, curioso, mira las cajas y se lleva una gran sorpresa.

- Papá Noel es bueno. Me regaló una bicicleta. Ahora vamos a aprender a montar. Mamá, ¿quién es mi Papá Noel? Dime, por favor.

Cuando Jesús regresó, dijo:

-Amen a todos los niños, porque son el reino de los cielos."